El eco que espantó a Napoleón
                                    Entre las rocas de Montserrat resuena el redoble de un tambor solitario, la montaña lo devuelve una y otra vez, multiplicando el sonido hasta llenar el valle. El camino, que instantes antes estaba en silencio, de pronto retumba con un rumor de guerra. En los senderos bajo la montaña, las tropas francesas detienen su avance y se miran con inquietud. Lo que oían como un simple tambor ahora parece un centenar, como si un ejército oculto tras las peñas les saliera al paso. Por un momento, el invencible imperio de Napoleón duda.
La Batalla del Bruc: historia de una leyenda
Los hechos que dieron origen a esta escena ocurrieron el 6 de junio de 1808, en plena Guerra de la Independencia Española. Aquel día, una columna de unos 3.800 soldados napoleónicos marchaba desde Barcelona hacia el interior de Catalunya con la misión de sofocar la rebelión en Manresa e Igualada. En el desfiladero del Bruc, junto a la montaña de Montserrat, les esperaba algo inesperado: unos 2.000 catalanes, entre campesinos armados (el sometent) y voluntarios de la zona, habían organizado una emboscada. Los franceses fueron detenidos en seco y obligados a retirarse hacia Barcelona con numerosas bajas. Pocos días después, el 14 de junio, un segundo intento francés con más de 5.000 hombres al mando del general Joseph Chabran, terminó igualmente en derrota. Estas victorias rompieron el mito de la supuesta invencibilidad del ejército napoleónico y se convirtieron en símbolo de la resistencia catalana contra el invasor.
La noticia de que unos voluntarios mal armados habían vencido al mejor ejército de Europa corrió como la pólvora. Pronto nació un relato épico para explicar aquella gesta increíble. Ya en septiembre de 1808, periódicos de la época narraban la batalla del Bruc destacando que el pueblo catalán había luchado “solo con sus propias fuerzas, sin caballería, artillería ni jefe militar…”. En 1809, algún cronista llegó a escribir sobre “un joven de Santpedor erigido en general en jefe” de la revuelta. Así empezó a forjarse la leyenda del Timbaler del Bruc, el tamborilero cuya astucia y valor habrían inclinado la balanza de la historia.
El joven tambor de Santpedor y el eco de Montserrat
Según la leyenda, en lo más intenso de la batalla un joven catalán comenzó a tocar su tambor con todas sus fuerzas. El sonido de cada redoble rebotó en las paredes de roca de Montserrat y se amplificó como por arte de magia. Los franceses, confundidos, tuvieron la sensación de que se acercaba un ejército mucho mayor de lo que realmente había, y cundió el pánico en sus filas. Creyendo enfrentarse a una multitud de refuerzos enemigos, los invasores optaron por dar media vuelta y huir ladera abajo perseguidos por los defensores locales. Aquel ingenioso estruendo habría salvado el día.
El protagonista de esta hazaña popular se identifica con Isidre Lluçà i Casanoves, un joven de 17 años originario de Santpedor (cerca de Manresa). Se dice que Isidre acompañaba a los somatenes del Bruc y, armado solo con un tambor (posiblemente prestado por la cofradía de su pueblo), logró lo imposible. Su valentía quedó inmortalizada: la figura del joven tamborilero fue ganando protagonismo durante el siglo XIX hasta presentarlo como el principal artífice de la victoria del Bruc. De hecho, existen indicios de que el Timbaler no fue inventado del todo: documentos de la época mencionan al “famoso Tambor del Bruc” desfilando en Santpedor pocos meses después de la batalla, señal de que aquel chico héroe ya entonces ocupaba un lugar en el imaginario colectivo catalán.
El eco que perdura: monumentos y ruta del Timbaler
En el municipio del Bruc, a los pies de Montserrat, se erige hoy un gran monumento al Timbaler del Bruc que conmemora aquella hazaña. Es una escultura de bronce de 2,2 metros, obra del célebre artista Frederic Marès, inaugurada en 1952 en pleno franquismo. La estatua muestra al joven tamborilero en actitud desafiante, con el tambor preparado para resonar de nuevo. En el pedestal, una inscripción aún interpela al viajero que pasa: “Para aquí, que el francés también paró; el que por todo pasó no pudo pasar de aquí”. No es el único homenaje: en Santpedor, su localidad natal, y hasta en Barcelona existen también placas y esculturas dedicadas al valiente tamborilero. Cada año a inicios de junio, el Bruc celebra la Festa del Timbaler con recreaciones históricas, salvas de trabuco y tambores, manteniendo viva la memoria legendaria de 1808.
La huella del Timbaler no solo perdura en bronce y fiestas, sino también en la propia montaña que lo hizo legendario. En 2013, un grupo de investigadores de la Universidad de Barcelona logró identificar el punto exacto donde, según la tradición, Isidre hizo sonar su tambor. El estudio situó el lugar bajo el cerro de Les Torres de Can Maçana, un collado estratégico junto al macizo de Montserrat. Desde allí se emprendió el contraataque sorpresa de los somatenes, y se cree que fue donde el eco habría causado mayor efecto. Con ayuda de equipos de sonido modernos, los expertos midieron la acústica del valle para determinar hasta qué punto la orografía pudo amplificar el redoble del tambor. Los primeros resultados fueron prometedores: comprobaron que el sonido reverbera en estas montañas, generando ecos audibles en varios puntos del antiguo campo de batalla.
Quienes deseen revivir esta leyenda pueden literalmente seguir sus pasos. Existe hoy un Camino de las Batallas señalizado, que atraviesa el pueblo del Bruc y asciende hasta el collado de Can Maçana, cruzando los mismos parajes donde se libraron los combates. La ruta pasa justo frente al monumento del Timbaler y ofrece, a medida que sube, magníficas vistas de la sierra de Montserrat. Al alcanzar el paso de montaña, uno se encuentra rodeado por las imponentes paredes rocosas que protagonizan la historia. Si el día está en calma, basta dar una palmada fuerte… y esperar. Un segundo después, el eco devuelve el golpe, claro y nítido. Es el eco de Montserrat, que todavía hoy repite el sonido del tambor para quien quiera escucharlo —el mismo eco que, cuenta la leyenda, espantó a Napoleón.
Referencias destacadas:
- Archivo Festivo DIBA – “Batallas del Bruc de junio de 1808”: resumen histórico de los hechos y formación de la leyenda.
 - Catalunya M’agrada – “¿Sabes cuál es la historia del Timbaler del Bruc?”: relato popular del Timbaler, con datos del monumento de Frederic Marès.
 - Universidad de Barcelona (Noticias, 2013) – “Investigación sobre la leyenda del Tambor del Bruc”: localización del punto del eco bajo el coll de Can Maçana y recreación acústica del tambor.
 - Wikipedia (es) – Tambor del Bruch: contexto histórico de las batallas y figura de Isidro Llusá i Casanovas.
 
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